Un faro de luz
muchas veces necesitamos
en las tormentas de la vida.
Una bella imagen puede ser un faro para el espíritu
cuando se está inmerso en la complejidad.
Todo se vuelve más simple
cuando el pensamiento se aleja,
dejando paso a la contemplación tranquila
de lo bello.
Otras veces es una persona el faro.
No hace falta que diga nada.
Una presencia en calma puede transmitir calma
más que mil consejos.
Quizá el faro sea la enseñanza de un Maestro
que quedó grabada en la memoria o en alguna agenda,
y que en el momento más oportuno
vuelve a nuestro encuentro
cuando más la necesitamos.
A veces, basta con encontrar a alguien que te sonría.
A. L. Rotf
¡¡Gracias, Gaby!!
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cuanto puede representar una imágen? mucho, con la ayuda de quien sepa ver....
ResponderEliminarGRACIAS ALE.